El día 23 de marzo cantaremos el propio del III Domingo de Cuaresma en la Ermita del Rosario del barrio de Santiago el Mayor (Murcia).

El introito Oculi mei toma su texto del salmo 24:

Oculi mei semper ad Dominum, quia ipse evelet de laqueo pedes meos: respice in me, et miserere mei, quoniam unicus et pauper sum ego.

– Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él saca mis pies de la red. Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.

El tracto vuelve a emplear la imagen de los ojos dirigidos al Señor, esta vez usando un texto del salmo 122:

Ad te levavi oculos meos, qui habitas in caelis.

– A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo.

El ofertorio emplea un texto del salmo 18 con el que se mantiene uno de los mensajes más repetidos en este tiempo litúrgico: guardar los mandatos del Señor.

Iustitiae Domini rectae, laetificantes corda, et dulciora super mel et favum: nam et servus tuus custodiet ea.

– Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón, más dulces que la miel de un panal que destila. También tu siervo los guardará.

La comunión no se refiere al Evangelio de este Domingo, que narra la parábola de la higuera que no da fruto y que el viñador quiere salvar un año más. Pero emplea el salmo 83, un texto que emplea la imagen de la morada del Señor como lugar que acoge.

Passer invenit sibi domum, et turtur nidum, ubi reponat pullos suos: altaria tua Domine virtutum, Rex meus, et Deus meus: beati qui habitant in domo tua, in saeculum saeculi laudabunt te.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre.

Este Domingo cantaremos el ordinario XVII.